La obra Guardianes fue elaborada por Jorge Vivas, quien participó como artista invitado en la VIII Temporada de Arte MIRARTE, de la Fundación Corazón Verde.
Jorge Vivas Estupiñan es diseñador industrial de la Universidad Nacional de Colombia, se especializó como artesano en el oficio de la platería-orfebrería en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, es socio fundador de 960 Taller Orfebre, en donde diseña, fabrica y comercializa: joyas, esculturas y objetos de platería, en metales como: plata, bronce, cobre, aluminio y acero.
Para realizar la obra Guardianes, tomó como fuentes de inspiración elementos del arte precolombino y del arte urbano, creando una composición en la que interpreta desde su visión a la deidad protectora de la Agricultura.
Esta deidad ayudaba a mantener la armonía y el equilibrio en el cosmos, al asegurar las lluvias y la abundancia de las cosechas en los pueblos precolombinos, garantizando la supervivencia humana, ya que al tener alimento no había necesidad de ir a la guerra, manteniendo a los pueblos en calma.
Se han hallado en diferentes yacimientos arqueológicos, objetos chamánicos de orfebrería y cerámica[1] que aluden a esta deidad, pertenecientes a las culturas indígenas de Chavín, Jama-Coaque, Bahía de Caráquez, Tumaco-La Tolita, Calima-Malagana y Quimbaya, que ocuparon desde el norte del Perú y Ecuador hasta el suroccidente de Colombia. La propagación de esta deidad a lo largo del territorio se hizo al parecer de una forma pacífica; tanto su imagen, conceptos e ideas se transmitieron por medio de elementos artísticos como textiles y cerámica.
La deidad fue representada de diferentes maneras en los territorios a los que llegó su ícono, aunque contiene elementos simbólicos y estéticos en común, como lo son rasgos de jaguar, serpiente y ave[2].
Su cuerpo […] es una transición entre humano y felino; su rostro aparece enmarcado la mayoría de las veces por una elaborada diadema o con su cabello transformado en serpientes y con unas fauces felinas dotadas de colmillos sobrecogedores. En ocasiones, un pico de ave rapaz se añade al rostro felino. […][3]
La representación de este ícono también se ha encontrado en objetos como colgantes metálicos que representan a un chamán con una máscara que contiene elementos simbólicos característicos de esta deidad: diadema o penacho, ojos de ave con una ceja muy marcada (media luna), nariz de águila, fauces con colmillos y lengua bífida. [4]
Estas características fueron tenidas en cuenta por el artista/artesano para crear la composición de la máscara, como un elemento simbólico que nos recuerda que debemos volver a lo básico; que para alcanzar la paz tenemos que llegar al origen de nuestras dificultades como nación, solucionar el hambre y la pobreza por la cual atraviesan nuestros pueblos es un deber moral.
La máscara es también una forma en que se puede reconocer una parte de la identidad colombiana, por eso a través de las técnicas tradicionales de la orfebrería como lo son la obra plana, el cincelado, repujado y calado, Jorge construyó los elementos característicos de esta deidad, aludiendo también a la idea del hacer, del construir, del crear.
Durante el proceso creativo de diseño de la máscara, Jorge tomó el espíritu de la deidad y lo confrontó con el paisaje urbano que cotidianamente observa en su ciudad natal, Bogotá. Allí en los muros de cemento empezó a ver más detenidamente como los artistas del grafiti plasmaban animales y motivos vegetales; algunos animales que no pertenecen al entorno de la ciudad y que solo por medio de las fotografías u otro tipo de representaciones artísticas es posible tener un “acercamiento” a ellos, pero que son tan importantes que se han quedado en la mente de las personas, identificándolos bajo rasgos e ideas de identidad.
Ahondando en el mundo del grafiti amplió sus referentes y conoció por medio de videos el trabajo de artistas de otros países como México, impactándolo cómo lograban generar una simbiosis entre los elementos de identidad tradicionales y el arte del grafiti.
De esta manera Jorge pudo resolver gráficamente la idea de hacer la reinterpretación de la deidad, estudiando los patrones y texturas que usaban estos artistas para crear sus composiciones.
En el proceso de bocetación realizó las abstracciones del jaguar: mandíbula y colmillos, la serpiente: lengua bífida y textura de la piel, aves: pico, ojos y plumas.
De esta manera poco a poco fue surgiendo la nueva imagen de la deidad, quien ahora bautizada con el nombre “Guardianes” hace referencia en plural a todos los componentes que la conforman y a la idea de que hoy solo entre todos podemos construir un entorno más feliz y sano.
[1] Vasijas, platos, ralladores, sellos, cilindros para impresión e incensarios.
[2] En las comunidades precolombinas el jaguar era el único animal que podía mantener contacto y moverse por los tres “mundos”: inframundo, el mundo del medio y el supra mundo, de allí su connotación sagrada, que lo hizo ser tan representado. Las aves se comunicaban con el supra mundo y las serpientes con el inframundo.
[3] () Arango, J. (Junio de 2005). La deidad Protectora de la Agricultura. Boletín Museo del Oro 53, 24.
[4] Lea el articulo completo en el siguiente link: https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php…